Insurrecto
La insurrección no es más que la sana rebeldía de esperarte entre las esquinas enmarañadas de mi alma, entre el polvo y el tiempo de una ciudad dormida. No tienes nombre propio, aunque tu sentido universal y significado intrínseco es pronunciado por los soñadores en todas las lenguas, en todos los dialectos, y como un murmullo a voces suaves se esparce como el roció en la mañana, de boca a boca. De piel a piel. Vivís en tantos labios, te paseas entre tantas pieles, recorres la luz y la noche como un espectro placido y reconfortante, te presentas en el refractado brillo de la luna en el momento donde los enamorados la contemplan. Siempre fui un poco inquieto, algo insurrecto. Vos en cambio, pareces etérea, justa y benevolente, y tienes la bendita habilidad de cambiar de rostros, de voz y de gestos, y yo como siempre fui un soñador empedernido en encontrar utopías me abstengo de salvarme, no me permito quedar al borde del camino, entre las hojas caídas, entre las florecidas ramas de...